Imagina que naciste en un país y una época en donde los matrimonios se arreglaban entre familias. Y no hacerlo era un deshonor y significaba la expulsión de tu familia. Imagínate que te arreglan un matrimonio con alguien que no conoces. Sería horrible.
Ahora imagina que estas en otro país y otra época donde sos completamente libre de casarte con quien quieras, de hecho ya encontraste a alguien y lo hiciste.
Preparaste tu ceremonia durante meses y todo salió perfecto con tu familia más cercana y tus amigos aplaudiéndote y abrazándote.
Eso podría ser en potencia uno de los momentos de más orgullo en tu vida. La misma ceremonia Vos sos la misma persona. Tu misma familia. Pero cuando escogiste libremente y estabas preparado para eso, fue un acontecimiento espléndido e importante en tu vida. Cuando fue forzado en contra de tu voluntad, resultó una de las experiencias más decepcionantes y dolorosas de tu existencia.
A veces, la única diferencia entre un problema doloroso o sentirte con poder es la percepción de que nosotros escogemos, que somos responsables de ello. Si tu situación actual te hace sentir mal, hay chances de que consideres que alguna parte está fuera de tu control, que existe un problema y que no tienes la habilidad para resolverlo, un problema que te lanzaron sin que tuvieras elección.
💪🏼 Cuando sentimos que elegimos nuestros problemas, nos sentimos con poder. Cuando pensamos que los problemas nos cayeron contra nuestra voluntad, nos sentimos victimizados y miserables.
Una constante en todas nuestras vidas es que debemos tomar decisiones. Todos hacemos elecciones desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. Decidimos a qué hora levantarnos, qué ponernos, qué comer. O también otras más importantes como qué hacer cuando terminemos el colegio. ¿Empezar a trabajar? ¿ir a la Universidad? ¿Viajar por el mundo?
No importa el tamaño de la decisión, todas tienen algo en común, todas las decisiones que tomamos tienen un costo. Eso probablemente es algo que ya sabías, pero vamos a ir un poco más profundo en este post, vamos a introducir un nuevo tipo de costo, que maneja nuestra vida, y la mayoría ni siquiera lo conocemos.
Volviendo a ¿Qué hacer cuando terminamos el colegio? supongamos que nuestras mejores opciones son 2, estudiar en la universidad o trabajar. Si decidimos estudiar en la universidad vamos a ganar conocimiento, y probablemente un trabajo mejor pago unos años más tarde. Pero también vamos a perder muchas cosas, primero los costos monetarios como matricula, transporte y libros aunque más importante es que perdemos el salario que hubiéramos ganado por trabajar 4 o 5 años y no termina ahí, también vamos a perder la experiencia que hubiéramos obtenido, que comúnmente vale mucho a la hora de buscar trabajo.
📜 Todo esto que perdemos o que no ganamos es conocido como el costo de oportunidad, es tu siguiente mejor alternativa: tu segunda opción.
El problema es que el costo de oportunidad por definición es algo que no sucede, es una oportunidad que no tomaste, y por lo tanto es muy fácil no tenerlo en cuenta.
Imaginemos la vida como un árbol, donde uno comienza en la raíz y cada rama una decisión que nos lleva a otras posibles 5*(por poner un número)*, en cada uno de estas 5 elegimos otra vez y así constantemente. Lo importante de esto es que cada vez que elegimos algo, en consecuencia descartamos los otros caminos. Cada vez que elegís estudiar, estas eligiendo no trabajar, cada vez que elegís ver a tu familia, elegís no ver a tu amigos y así constantemente, y no hay que ser ingenuo, no se puede hacer todo. Todos esos caminos que no tomaste, esas oportunidades que dejaste pasar, son el costo de oportunidad.
Es fácil sentirse abrumado porque cada vez tenemos más y más elecciones para hacer cada minuto, por eso creo que es importante tener algo que guíe la mayoría de tus decisiones. El problema es que uno no solo tiene una cantidad de tiempo disponible, también tenemos una cantidad de atención y de energía disponible cada día. Y cada decisión que tomamos consume los 3. La mejor forma de usar estos 3 insumos es creando sistemas que nos ayuden a ahorrarlos. Y no me voy a enfocar en el tiempo, todos sabemos cuando perdemos tiempo, quiero hablar más de la energía y de la atención que es algo que comúnmente pasamos por alto.
Cada vez que cambiamos de tema, nuestra mente no nos acompaña completamente si no que una parte sigue aún procesando el tema anterior, piensen en el final de un examen o de una compra muy larga. En ese momento es cuando tomamos las peores decisiones, porque tanto nuestra energía como nuestra atención son mucho menores.
La idea de crear un sistema es evitar tener que tomar decisiones todo el tiempo, y tener caminos preestablecidos. Volvamos a la universidad.
Si tengo los objetivos claros, como por ejemplo: terminar la carrera en el tiempo estipulado, mantener una vida social activa, mantenerme sano. Las decisiones se pueden tomar al principio de una vez y luego solo mantenerlas. Más tarde cuando aparezcan nuevas cosas en nuestra vida será solo cuestión de preguntarnos, ¿me ayuda esto de alguna manera a mis 3 objetivos?, ejemplo: Ver una serie, no contribuye a ninguno, Ir a un cumpleaños, vida social activa, Ir a 5 cumpleaños en la misma semana, probablemente sea mucho. Estudiar 12 horas un día, va en contra de mantenerme sano, mejor estudiar 7 y entrenar una hora.
Creo que con eso se entiende el punto, cuando hay objetivos mayores preestablecidos, no tenes que estar todo el tiempo pensando que hacer y evitas desperdiciar tu atención y tu energía. Esa es la idea de crear un sistema.
Entonces, como conclusión volvamos al inicio. ¿Por qué es importante el costo de oportunidad? El costo de oportunidad es a lo que se renuncia cuando tomas una decisión. Cuando te preguntas a vos mismo ¿A qué estás renunciando cuando hacer una elección determinada? Te obliga a pensar más críticamente sobre todos los demás opciones que no estás eligiendo.